La lasaña a la brasa es una versión innovadora y deliciosa del clásico italiano, preparada en un horno o parrilla que le aporta un toque ahumado y un sabor único. Esta receta combina capas de pasta, jamón york, queso y carne picada, todo bañado en una cremosa bechamel y coronado con queso rallado, que se derrite y gratina a la perfección. La cocción a la brasa no solo intensifica los sabores, sino que también le da una textura inigualable, ideal para disfrutar en comidas especiales o al aire libre con familiares y amigos.
Preparación para bechamel: 300 ml leche + 60 gr mantequilla + 40 gr harina + sal. Derretimos la mantequilla, añadimos la harina y batimos. Ahora añadimos la leche templada y volvemos a batir.
Preparación para carne picada: 60 gr de tomate frito, ajo bien picado al gusto y sal. Mezclamos y mantenemos a fuego medio durante 7 minutos.
Preparación de las obleas: Placas largas precocinadas para la lasaña. Las tenemos en un recipiente durante 10 minutos con agua muy caliente, de esta forma las obleas se ablandarán.
Preparación de la lasaña al horno: En un recipiente especial para hornos (es preferible que sea de hierro fundido o de cerámica refractaria), cubrimos la base capa por capa y siguiendo el siguiente esquema:
1º capa: tomate frito / 2º capa: obleas / 3º capa: láminas de jamón york / 4º capa: carne picada / 5º capa: queso en lonchas / 6º capa: obleas
7º capa: jamón york / 8º capa: carne picada / 9º capa: queso en lonchas / 10º capa: obleas / 11º capa: bechamel / 12º capa: queso rayado
Calentamos el horno entre 200 y 220ºc e introducimos la lasaña, entre 20 y 30 minutos aproximadamente con la plancha ejerciendo de tapa.
Durante la cocción, cada capa se cocina de manera uniforme, logrando un equilibrio perfecto entre la carne jugosa, el queso fundido y la suave bechamel. La combinación de carne de vacuno y cerdo, junto con el toque del tomate frito y las especias, le da a la lasaña un sabor intenso y reconfortante. Utilizar una fuente de hierro fundido o cerámica refractaria permite que el calor se distribuya mejor, logrando una cocción homogénea y una capa superior dorada y crujiente.
Servir esta lasaña a la brasa directamente del horno es la mejor forma de disfrutar de su aroma y textura. Este plato es una fusión perfecta entre la cocina casera y el sabor de la brasa, haciendo que cada bocado sea una experiencia rica y memorable. Es ideal para quienes buscan añadir un toque rústico y especial a un plato clásico, celebrando la versatilidad de los ingredientes y el placer de cocinar a fuego vivo.